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Artículo del periódico MUNDOCOLOR

Montevideo, agosto de 1978

SEGUNDA PARTE: Los primeros pasos:

Tiene 29 años de edad y una existencia vivida intensamente. Nació en Cambridge (Inglaterra) pero rápidamente sus padres pasaron a radicarse en Melbourne (Australia), en donde paso buena parte de su vida. Fue en esa ciudad en la que haría sus primeros amigos y en la que hasta los once años iría amontonando una serie de anécdotas que hoy forman parte de sus recuerdos: “Era una linda familia de gente inteligente. Mi padre era profesor en la universidad del lugar y los vínculos afectivos entre nosotros es todavía una de las cosas más perdurables de mi vida. No hay cosas para contar porque no hubo ingratas experiencias; son estas las que generalmente quedan selladas en la memoria de una persona. En mi ha quedado fija la imagen de un grupo humano que respetó las inclinaciones de cada uno y que procuró el éxito personal de sus integrantes. Sería más atractivo para algunos que yo hablara de conflictos en mi niñez; no existen. Fue todo tan plácido que hay quienes pueden confundir mis primeros años como de muy aburridos. Sin embargo, para mi siguen siendo muy hermosos”, dice.

Probablemente fue en esa época que Olivia Newton-John, aprendió que la fama es algo que sólo llevan con ellos los elegidos. Y ella quiso ser una elegida. Su abuelo Max Born, fue premio Nóbel de Física y era amigo de Einstein: “Dese cuenta qué se ha hecho la familia”, ha expresado sonriente a los periodistas. Su padre era gustador empedernido de la música más diversa e incluso llegó a estudiar ópera pero sin resultados positivos. A pesar de ello, la amplia casa que habitaban en Melbourne era invadida por los sonidos que arrancaban los discos comprados por el padre; desde música clásica hasta el jazz folklórico. Fue su padre, precisamente quien estimuló la carrera de la joven y quien sostuvo firme la esperanza de una trayectoria de proyección internacional. “El me hizo escuchar los primeros discos de Ray Charles y Joan Baez, dos cantantes a los que amo y que han influído enormemente en mí” ,declara.

El gran golpe de su vida se produjo a los 16 años; por ese tiempo se presentó en un concurso en televisión, en el que sale vencedora. El premio es una beca a Londres y la jovencita saldría con enormes maletas y todavía más grandes esperanzas a la capital inglesa. Sumergida en las veloces transformaciones que sacudían al león británico en la década del 60, la muchacha de cide abandonar sus estudios y dedicarse exclusivamente a la pasión de su vida: a cantar. Recientemente Olivia Newton-John ha admitido que recibió un fuerte apoyo de su madre para abandonar Australia; la progenitora sostenía que su hija debía transitar en un medio profesional más adecuado para las pretenciones de su chica. En ese entorno es que comenzó a trepar lentamente en los peldaños de la fama. El éxito llega en 1973. Por ese entonces ya había atravesado el Atlántico para instalarse en Estados Unidos; el viaje lo hizo llevándose consigo un tema (Let me be there) que se transformaría en un impresionante suceso y le daría el Premio Grammy a mejor cantante. Desde ese año al presente, por una u otra razón, su nombre estaría ligado a esa recompensa. En 1975 las revistas Billboard y Cashbox coinciden en que es la mejor vocalista de la temporada; sus interpretaciones ya llegan a la cresta de la ola.

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