Todos los años, entre los meses de octubre y abril, pescadores de la aldea de Taiji (Japón) cazan 20.000 delfines y otros pequeños cetáceos de forma cruel, acorralándolos en una ensenada de baja profundidad para atraparlos. La escena de las aguas teñidas de rojo por la sangre de los cetáceos, que durante la captura resultan heridos mortalmente, es cada año una terrible realidad –que los pescadores tratan de ocultar a la prensa y los observadores que se acercan al lugar. Los objetivos de esta captura son dos: la producción cárnica y la caza de ejemplares vivos para cautiverio. Para la producción cárnica los delfines son literalmente "acarreados" en camiones a mataderos cercanos donde mueren degollados y desangrados. La carne, rotulada como "carne de ballena", satisface el consumo de la población japonesa e internacional, donde tiene cada vez mayor demanda. Los delfines y otros pequeños cetáceos capturados para la cautividad representan un valor comercial mucho mayo